¿Cuál es tu lugar al que regresar?

1 abril, 2016
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1 abril, 2016 Pedro Martí

Llevo veraneando en La Manga desde que tenía ocho añicos, y siempre que puedo me escapo para allá, me recluyo en mi apartamento de treinta metros cuadrados -que probablemente es lo más parecido que tengo a un hogar- y me dedico a leer ya  escribir, en plan salvaje, entre cervezas, litros de café, sol y playa.

«La pieza invisible» terminó allí sus andanzas en agosto de 2014, y es que, La Manga siempre ha conseguido que mi oxidado cerebro eche a andar cuando lleva un tiempo atascado.

Me bajo a la orilla del mar con una silla de playa, una libreta y un boli Bic cristal -azul, por supuesto- y me pongo al lío. Esperaba darle un empujoncito a «Donde lloran los demonios» durante estas fiestas murcianas, pero no me esperaba que el empujó iba a ser tan grande. La culpa seguramente la tienen La Manga y su hechizo irresistible. No se qué tiene el kilómetro siete y medio, pero llevo enamorado de él casi veinte años.

Por allí está Fausto, inmutable, como si el tiempo no pasase en su molino, el conserje del Jardín del Mar, Juan, que sigue portando un teléfono gigantesco en su cinturón -y todavía no le he visto usarlo-, el dependiente del supermercado Los 4 Hermanos, que para darte el cambio hace unos malabares tan inverosímiles como innecesarios con las monedas.

Hay gente que ya no está, y nunca nos permitiremos olvidarles, hay paredes que han cambiado de color, hay un hotel, al que cuando eramos chavales nos solíamos colar para bañarnos en la piscina y ligar con guiris, que se ha quedado vacío, abandonado. Allí me he emborrachado por primera vez, allí he dado mis primeros besos -probablemente lo uno llevó a lo otro-, he hecho amigos, me he peleado a hostia limpia, he llorado, pero sobre todo he amado.

Por eso, cuando veo este atardecer tan increíble, en realidad siento que me estoy mirando a mí mismo al espejo. ¿Cuántos atardeceres de La Manga que quedan por ver en mi vida? Cualquiera que la ame tanto como yo, sabe que sean los que sean, nunca serán suficientes. Creo que todos somos de ese lugar al que regresamos.

Creo que en mi Manga soy más yo que en ninguna otra parte.

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